El torero potosino Fermín Rivera y el aguascalentense Mario Aguilar, se repartieron el triunfo en la séptima corrida de la Temporada Grande 2011-12, en la Plaza México, tras cortar una oreja cada uno, luego de emotivas y bien estructuradas faenas.
En este festejo estuvo también en el ruedo el torero sevillano Daniel Luque, quien se mostró voluntarioso y valiente ante dos toros difíciles que le evitaron el lucimiento.
Se lidiaron seis toros de la ganadería de Villa Carmela, todos de justa presencia y con un juego desigual, pero aceptable en términos generales.
El potosino Rivera logró una primera faena valiente y voluntariosa, la cual no pudo coronar del todo al final, de ahí que sólo recibió una merecida salida al tercio.
Con su segundo logró un trasteo meritorio, sereno y muy templado ante un ejemplar que le permitió lucir y al que aprovechó de principio a fin, con una estocada fulminante que le valió para una oreja.
El de Aguascalientes, se mostró voluntarioso y valiente en su primer turno para escuchar ovaciones, mientras que en su segunda labor Aguilar, estructuró una faena meritoria y muy lucida, la cual coronó con espadazo para cortar una oreja.
El sevillano Luque lidió con lo menos potable del encierro, sin embargo, nunca dejó de arrimarse y demostrar temple y valor ante esa adversidad. Escuchó ovaciones y cerró con palmas.
En este festejo estuvo también en el ruedo el torero sevillano Daniel Luque, quien se mostró voluntarioso y valiente ante dos toros difíciles que le evitaron el lucimiento.
Se lidiaron seis toros de la ganadería de Villa Carmela, todos de justa presencia y con un juego desigual, pero aceptable en términos generales.
El potosino Rivera logró una primera faena valiente y voluntariosa, la cual no pudo coronar del todo al final, de ahí que sólo recibió una merecida salida al tercio.
Con su segundo logró un trasteo meritorio, sereno y muy templado ante un ejemplar que le permitió lucir y al que aprovechó de principio a fin, con una estocada fulminante que le valió para una oreja.
El de Aguascalientes, se mostró voluntarioso y valiente en su primer turno para escuchar ovaciones, mientras que en su segunda labor Aguilar, estructuró una faena meritoria y muy lucida, la cual coronó con espadazo para cortar una oreja.
El sevillano Luque lidió con lo menos potable del encierro, sin embargo, nunca dejó de arrimarse y demostrar temple y valor ante esa adversidad. Escuchó ovaciones y cerró con palmas.
Informa: José Pérez.
Fuentes: Varias
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